Viejo lápiz amarillo
No recuerdo el día
el que llegaste a mis manos
—de eso—, hace algún tiempo.
Tu mina de grafito
ha dibujado
cientos de letras,
muchas de ellas, se han borrado.
No sé en qué momento
te fuiste haciendo chico.
Mis dientes como tatuajes
han marcado tu piel amarilla,
sin piedad te mordí,
desfiguré tu cuerpo de madera
—en esos momentos olvidados
de ansiedad—.
Acabé sin piedad
tu hermoso sombrero rojo
y tu cuello de metal
desfigurado está.
Bailaste entre mis dedos,
viajaste colgado de mi oreja.
En algún momento te amé
con intensidad.
Te digo adiós—
te arrojo al bote de basura
sin ninguna consideración.
Sobre la mesa —espera…
un nuevo lápiz amarillo.